El misterioso mundo del booster: magia líquida para tus gomas


En el tenis de mesa, hay dos tipos de jugadores: los que han oído hablar del booster y los que, además, han olido uno. El booster es un líquido (o gel) que se aplica a la esponja de la goma para darle un extra de velocidad y sensación elástica. Es como ese café doble que te tomas un lunes por la mañana: de repente, todo va más rápido y con más energía.

Su función principal es “estirar” la esponja, aumentando la tensión y, por tanto, la catapulta. Esto se traduce en golpes más potentes, una salida de bola más viva y una sensación más blanda y elástica en el contacto. Hay boosters de base acuosa y de base aceite, y cada uno tiene sus matices, pero todos tienen algo en común: no están permitidos en competición oficial según la ITTF, aunque muchos jugadores de club y entrenamientos los usan para dar vida a gomas que han perdido chispa.

Aplicarlo es casi un ritual: capa de booster, esperar que se absorba, ver cómo la goma se curva como una patata frita, y luego pegarla a la madera con pegamento de base acuosa. El resultado es una goma que parece recién salida de fábrica… pero con turbo. Eso sí, como todo en esta vida, el booster no es eterno: su efecto dura unas semanas, y después la goma vuelve a su estado original, como las buenas intenciones de Año Nuevo.

En resumen: el booster es un pequeño truco que puede hacer que tu pala se sienta como la de un profesional, pero úsalo sabiendo que en torneos oficiales no es bienvenido. Y cuidado: engancha.