Jan-Ove Waldner, apodado “el Mozart del tenis de mesa”, nacido en Suecia, es uno de los jugadores más icónicos de la historia. Campeón olímpico en Barcelona 1992, múltiple campeón mundial y europeo, su longevidad deportiva le permitió competir al máximo nivel hasta bien entrada la cuarentena.
Su estilo era único: precisión quirúrgica, control absoluto y una capacidad casi mágica para anticipar los golpes de sus rivales. Waldner dominaba el juego corto, los bloqueos y los cambios de ritmo, lo que le permitía neutralizar incluso a los rivales más agresivos.
Más allá de sus títulos, su genialidad y elegancia dentro de la mesa lo convirtieron en un referente cultural del deporte, siendo venerado tanto en Europa como en China.