Las vallas no son para impedir que los jugadores se escapen, aunque a veces lo parezca, sino para delimitar el área de juego y evitar que las pelotas invadan otras mesas.
Miden aproximadamente 75 cm de altura y se colocan en torno a la pista. También sirven para que el público no acabe de árbitro improvisado recogiendo bolas.
El reglamento las contempla en competiciones oficiales, y aunque no lo diga, son perfectas para apoyar la toalla, la botella de agua o el ego del jugador mientras mira a su entrenador.
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Vallas separando las mesas, durante una competición |