Recibir bien no es fácil, y hay tropiezos muy habituales. Uno de los más comunes es levantar demasiado la pelota contra un saque cortado: el rival solo tendrá que sonreír y rematar. Hay que cortar seco, y buscar si preferimos un golpe corto o largo, según nos venga la pelota y dependiendo de la posición del rival.
Otro error clásico es intentar atacar todo. No, no eres un robot con modo “smash” automático: hay bolas que simplemente necesitan un buen push defensivo. Más vale ser previsor, devolver la pelota, y esperar otro toque antes de atacar.
También es frecuente quedarse quieto: si no te mueves para colocarte bien, da igual lo buena que sea tu técnica. Si el cuerpo y los pies no están donde toca, el golpe no será bueno.
Y por último, no subestimes los saques con efecto lateral: muchos jugadores pierden puntos por no leer el giro y terminar mandando la bola fuera. La clave es observar, moverte y variar tus respuestas.