En el tenis de mesa hay héroes invisibles. No son la goma, que acapara todas las miradas, ni la madera, que presume de control y velocidad. No. Hoy hablamos de esa delgada franja que recorre el borde de tu pala: la cantonera.
La cantonera es, básicamente, una cinta protectora que se coloca alrededor del canto de la pala. Su misión principal es sencilla pero vital: proteger la madera y el borde de la goma de golpes, arañazos y accidentes de “choque frontal” contra la mesa. Porque sí, aunque jures que nunca le vas a dar a la mesa… al final pasa. Y duele (a la pala, y a tu corazón).
Además de protección, la cantonera tiene su punto estético. Hay de todos los colores, con logotipos de marcas, frases motivadoras y hasta brillos que harían feliz a cualquier palista con alma de diseñador. Es como ponerle zapatillas nuevas a tu pala: no juegan mejor… pero te hacen sentir que sí.
Colocarla es sencillo: se pega sobre el canto, ajustando bien para que no queden burbujas ni zonas flojas. Hay distintos anchos de cantonera, por lo que fíjate bien cuál necesitas cuando vayas a comprarlas.
Y, sobre todo, cámbiala cuando esté desgastada, porque una cantonera hecha polvo da la misma imagen que un coche con parachoques colgando.
En resumen, la cantonera no te va a dar más efecto, ni velocidad, ni control… pero te dará tranquilidad. Y en este deporte, a veces, eso es oro.

